Nanotexturas para resolver un problema histórico
Un líquido lubricante capturado entre las nanotextura y la acción capilar evita la acumulación de residuos dejados por el agua
La tecnología 5G es mucho más que un aumento en la velocidad de transmisión de datos: es un salto cualitativo. Y estas tecnologías lo demuestran.
Con la llegada de los primeros terminales 5G y las pruebas piloto de redes con esta tecnología, muchos usuarios se preguntan si de verdad se trata de una revolución o simplemente se reduce a algo que les permitirá ver en streaming la última serie de moda en 4K. Al fin y al cabo, el salto del 3G al 4G permitió consumir contenidos multimedia en el móvil con más fluidez o servicios de voz sobre IP, pero no fue un salto de gigante. Sin embargo, además de la multiplicación en la velocidad, que alcanzará velocidades de veinte gigabits por segundo, con la tecnología 5G entran en juego dos factores que cambiarán las reglas del juego: la baja latencia y la era massive M2M (Machine to Machine), es decir, la comunicación masiva entre máquinas.
La baja latencia, en este caso de un milisegundo, permitirá una respuesta prácticamente instantánea a cualquier dispositivo conectado a la red. Por otro lado, la capacidad del 5G de conectar un mínimo de un millón de dispositivos por kilómetro cuadrado será el principal pilar del Internet of Things (IoT), que promete interconectar un enjambre de máquinas más allá del PC y los móviles. Pero vayamos al grano. ¿Qué aplicaciones posibilitará la tecnología 5G? Estos son algunos ejemplos de las aplicaciones del 5G.
Los robots quirúrgicos manejados por cirujanos in situ comienzan a tener cierta implantación. Son máquinas que permiten llevar a cabo intervenciones mínimamente intrusivas con una precisión extrema. Un operador humano controla desde una consola varios brazos que cuentan con todo el instrumental necesario. Sin embargo, la llegada del 5G y la mencionada baja latencia permitirá que el cirujano esté a cientos de kilómetros controlando cada movimiento del robot en tiempo real. Así, se podrá contar con diversos especialistas de otros países para llevar a cabo las operaciones sin que estén presentes físicamente.
Sí, llevamos años hablando de coches autónomos, pero dentro de la escala de 0 a 5 que separa la conducción puramente humana de la conducción autónoma aún estamos anclados en el 3, que aún implica un grado mínimo de asistencia del conductor en cualquier circunstancia. Para llegar al 4 -conducción sin asistencia en ciertas circunstancias- y, sobre todo, el 5 -conducción sin asistencia absoluta- será necesaria la conjunción de numerosas tecnologías. Entre ellas el 5G, que permitirá a los coches autónomos con 5G comunicarse entre sí, con las señales de tráfico o los sensores en carretera y con los satélites con una latencia muy reducida. Esos milisegundos son los que pueden suponer la diferencia entre un viaje seguro y un accidente.
Estamos a las puertas de la era postsmartphone. Una de las primeras señales fueron los relojes inteligentes, pero el mundo de los wearables ya es una realidad. Sistemas de procesamiento y transmisión de datos integrados en la ropa, los electrodomésticos, el mobiliario urbano y nuestro propio organismo necesitarán una red a la altura. En estos momentos, el 4G es incapaz de asumir tal aluvión de dispositivos. El Internet de las Cosas será además uno de los pilares de las ciudades inteligentes: millones de dispositivos, incluyendo termostatos domésticos, contadores eléctricos inteligentes, sistemas de ventilación y climatización, estaciones de carga de vehículos eléctricos, señales de tráfico, cámaras de seguridad, iluminación inteligente…
Microsoft o Amazon son algunos de los gigantes que han apostado por los servicios en la nube. Pero a medio plazo no hablamos simplemente de almacenamiento de información para bases de datos y copias de seguridad, sino de la utilización de la capacidad de proceso de servidores remotos para descargar los dispositivos de numerosas tareas. Google, con su plataforma Stadia de videojuegos en streaming, aprovechará a buen seguro las características del 5G para ofrecer una experiencia de juego en remoto igual o superior a la que se puede disfrutar con una conexión de fibra óptica, solo que sin necesidad de un dispositivo local. Es decir, que un teléfono móvil, un ordenador o una televisión ofrecerán la misma experiencia. El procesamiento en la nube también reforzará el Internet de las Cosas, ya que dispositivos de escasa potencia se beneficiarán de la potencia de cálculo y almacenamiento de servidores remotos en tiempo real.
Otro campo en el que los robots han ido adquiriendo protagonismo es en la desactivación de bombas. Este es un terreno en el que la precisión milimétrica y, por supuesto, la capacidad de reacción inmediata pueden ser una cuestión de vida o muerte. Gracias a la tecnología 5G, estos robots podrían operar en zonas de guerra de forma segura gracias a operadores a distancia.
Fuente: The Telegraph
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